RELATO DEL VIAJE EN BICICLETA POR EL NORTE. DESDE JUJUY CAPITAL, POR LA QUEBRADA DE HUMAHUACA, HASTA UN PUEBLITO SALTEÑO LLAMADO IRUYA.
Mapa con el recorrido destacado en verde fluor
CHAU ROSARIO
Como
suele suceder, generalmente, el horario oficial de partida no fue respetado.
Debíamos partir a las 23:50 hs. del 17 de marzo del año 2008 pero un retraso de
una hora, aproximadamente, extendía nuestras ansias hasta niveles sobrehumanos
de emoción, la desesperación por comenzar a pedalear nos exaltaba un poco. Deliberadamente
exponíamos nuestros dientes para las fotografías que nos registraban cada
momento.
Familiares
y amigos de los aventureros concurrieron a la despedida. Luego, con deseos de
suerte e interminables "cuídense mucho", subimos al micro de Balut
para irnos de Rosario e iniciar una dura competencia de sueños, ronquidos y cabezazos. Es
técnicamente imposible determinar victorioso a uno de los dos en especial. El
nivel demostrado por ambos en esta milenaria disciplina fue meritorio de un
récord guinness.
Es más, la marca batida hasta podría haberse
extendido, pero un "piquete" (aclaración para extranjeros: corte de
ruta obligado por protestantes, pero no muy religiosos) perturbó nuestra
profunda dedicación al descanso.
Dos
horas, y con el aire acondicionado en falla, nos bastaron para tener presente
en nuestros "mejores pensamientos" a las madres de aquellos
"pobres" chacareros con sus "humildes" Hilux, Rangers y
Dodge. Ni hablar de los tractorcitos que obstaculizaban el camino.
Cabe
destacar que más tarde deduciría su malestar, esos gringos iban a ser muy
perjudicados por las retenciones impuestas al campo. Probablemente ellos
también tenían presente, en sus “mejores pensamientos”, a la madre de nuestra
actual y “coqueta” presidenta.
El
desenlace fue que nuestros planes de llegar por la tarde a San Salvador se
derrumbaron "a lo torre gemela".
Sin
embargo, y por suerte, la tele andaba y proyectaron un par de películas que ayudaban
a distraerse un poco. Sin olvidarnos, aunque por ratitos, de
"entrenarnos" rigurosamente para seguir batiendo el record. ¿Serán sonámbulos?
¿O estarán sedados? Calculo que interrogantes similares fueron planteados por el
jujeño del asiento trasero.
LLEGADA
A LA TACITA DE PLATA
Por
fin llegábamos a la terminal de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia
más septentrional del país, conocida también como la "tacita de
plata".
La
idea era, primero, bajar el equipo y las bicis. Segundo, mientras uno cuidaba
todo el otro iría a buscar información sobre rutas, atractivos, hospedajes, y
datos relevantes que nos sirvieran de guía. El resultado fue mejor de lo
esperado: rápido, eficaz, y posteriormente, bonito y barato.
Nuestra
primera noche la pasamos en el "Club Hostel", un hospedaje que se
encontraba a 250
metros del Casco Histórico de la Ciudad de Jujuy. Nos
registramos y rápidamente subimos las bicis a una terraza para quedarnos
tranquilos, ya que, a mitad de viaje luego de salir de Rosario, advertiríamos
que las “lingas” habían quedado en nuestros respectivos hogares. Siempre algo
se olvida y hasta debe olvidarse, no me parece necesario evitar cometer mínimos
errores logísticos en situaciones controladas por el entusiasmo y la ansiedad. Me
resulta divertido dejar detalles que se resuelvan al azar. Lo espontáneo no
debe planificarse ni programarse porque perdería su gracia, su magia.
Vista Panorámica de San Salvador de Jujuy, empezábamos el viaje.
SUPERANDO DERRUMBES
Según
Paulo Coelho: "Toda búsqueda comienza con la suerte del principiante y
finaliza con la prueba del conquistador" Sin embargo, el miércoles 19
aconteció lo contrario.
En
primera instancia, sin pedirnos permiso siquiera, el camino puso a estos dos
"chamacos" (tontos) a prueba. El interrogante giraba en torno al
estado físico, la fuerza de voluntad y nuestro "ego" a la hora de
subestimar la inmensidad de los valles jujeños. Una inmensidad inmensa, que
valga la redundancia. Una inmensidad hermosa, apasionante, y sobre todo
desafiante.
De
esta forma arrancó la aventura. Pequeños ascensos desde la ciudad hasta
empalmar la ruta 9 y emprender viaje rumbo a Terma de Reyes. Nuestros ojos
apreciaban cada detalle de aquella infinita extensión que nos invitaba a sentirnos
parte del edén.
El
itinerario que teníamos planeado era llegar a las termas y emprender una vuelta
de 25 o 30 kilómetros
por un camino de ripio inutilizado por los automóviles (según nuestro atlas de
rutas) que nos conduciría a las Lagunas de Yala. En realidad era un camino
inutilizado por nadie hace mucho, mucho tiempo. Pero de esta condición nos
enteraríamos, a decir verdad deduciríamos, mucho, mucho más tarde.
El
ripio fue terrible, curvas y contra curvas incesantes con un ascenso
empinadísimo.
Para
los rosarinos: imaginen cientos de "bajadas Puccio", una tras de
otra, complementadas con ensaladas de piedras, charcos, barro, ramas, arroyos. En
suma, distintos obstáculos que nos curtían las piernas y los traseros, pero alimentaban
el espíritu aventurero y este nos inmunizaba de los dolores.
Fue
durísimo, pero por otro lado, único y hermoso.
Más
tarde, para nuestro asombro y posterior desilusión. Después de saltar tres o
cuatro (no recuerdo bien) derrumbes, nos encontramos con uno
"verdadero". Uno de película. El camino de ripio había desaparecido
por completo.
Nuestras
caras proyectando una clara desilusión y con la mirada orbitando a gran
velocidad, con nuestros ojos que no cesaban de indagar los alrededores en busca
de alguna solución a lo que parecía ser un problema.
Tan
cerca de la laguna y sin poder seguir avanzando. Nuestros intentos múltiples
por utilizar un arroyito de camino alternativo fueron en vano. La vida no
siempre es ganar. Y la yunga jujeña “nos clavó un golazo a los 43 minutos del
segundo tiempo”.
Esta
circunstancia imprevista desembocó en la decisión de regresar por el mismo
trayecto que tanto nos había costado pedalear.
Un
poco malhumorados le dimos la espalda al precipicio del derrumbe y emitimos
algunos insultos que el cómplice viento se llevó.
Lo
que menos esperábamos era disfrutar la vuelta, pero para nuestra sorpresa, fue
increíble.
Descender
significa pasar de un lugar, a otro que está más bajo. Pero si ese paso se
realiza sobre dos ruedas, y a una velocidad de 70 kilómetros/hora el sentido de
la definición parece vacío.
Descender
de este modo es alucinante, es una experiencia liberal.
Los
susurros de las bicicletas avanzando, el viento exhalando en nuestras caras, el
inoportuno toro que se nos cruzó, las sonrisas afanando el protagonismo del
momento, las maniobras para esquivar piedras y obstáculos que parecían una
operación quirúrgica, todo fue perfecto.
Francamente,
valió la pena el esfuerzo de subir esos miles de metros que luego nos
coronaron con un impresionante descenso, nuestra adrenalina despertó y se
escapó un largo rato para sobrevolar las nubes. Más tarde volvió, pero con la ilusión
de liberarse de nuevo.
Nuestro
primer día ya se apagaba, encaramos la ruta 9 en dirección a Yala para pasar la
noche en un camping del lugar. A descansar se ha dicho.
Ipnotizado por el paisaje
ES PEC TA CU LAR, abajo el camino a Terma de Reyes
No le dimos pelota... Allá vamos!!!, más tarde volveríamos
Mauro sobre el ripio
Terma de Reyes desde arriba
Pequeños derrumbes
Su intimidante presencia interrumpió nuestro descenso: Fuiraaa Toro!
¿Y ahora? a empujar las bicis sobre el barro
CONTINUA LA TREPADA : DE LOS VALLES A LAS QUEBRADAS
Mellando cumbres de plata
aurífero, el sol rodaba,
cuando El Chañi con su lanza
abrió su entraña de lava.
La sangre del sol es fuego
rojo, azul, verde, morado,
y al derramarse en los cerros,
quedaron todos manchados.
Y allá, donde el astro herido,
sangrando dejó su marca,
hombres de cobre forjaron
el pueblo de Purmamarca.
Salimos temprano de Yala con
destino al pueblito de los siete colores. Todo venía excelente, hasta que, en
un momento, nos encontramos con un tramo de ruta 9 cortado por el riesgo de
probables derrumbes. El desvío para continuar era de ripio, ufa! , a renegar de
nuevo.
Las alforjas parecían querer
escaparse. Pegaban saltos olímpicos para poder soltarse del portaequipaje,
retenidas por una numerosa cantidad de tensores entrelazados eran privadas de
su libertad.
Para el colmo de todo, el camino
estaba excesivamente transitado, autos que iban y venían nos dejaban unas
gigantescas nubes de polvo. Un pequeño deleite para nuestros pulmones.
Cabe destacar también que el primer
día nos había dejado demasiado agotados. Las piernas parecían girar solas, como
por inercia.
Necesitados de buscar algún
recurso extra de impulso. En el momento justo. En el lugar ideal. Como por arte
de magia. Un camión Chevrolet "del año del pedo" nos permitió
colgarnos de su acoplado, y a una velocidad aproximada de 5 km/h nos acercó al empalme
de la ruta.
Nuestro más sincero
"GRACIAS" para aquel conductor que miraba constantemente por sus
espejitos retrovisores preocupado por la comodidad y el confort de sus
inesperados pasajeros.
Nuevamente sobre ruta 9,
pedaleamos sin cesar hasta Volcán.
Con los tanques de combustible
vacíos y las caras llenas de tierra colorada, era necesario recargar rápido.
"El paso de Jama" , frente a la terminal del pueblo, fue el lugar
elegido para tal fin.
Costeletas y ensalada, con un plus de carisma y amabilidad por parte de una familia que ahí almorzaba fueron suficientes para que recuperáramos, a la velocidad de la luz, las fuerzas y las ganas de continuar, de seguir hacia arriba.
Costeletas y ensalada, con un plus de carisma y amabilidad por parte de una familia que ahí almorzaba fueron suficientes para que recuperáramos, a la velocidad de la luz, las fuerzas y las ganas de continuar, de seguir hacia arriba.
Kilómetro a kilómetro llegamos a
Purmamarca. Un pintoresco pueblito que se encuentra al pie del popular cerro de
los siete colores.
Fue en este lugar donde, hasta el
momento, realmente fuimos concientes de la calidez de la gente y la belleza
inalterada que se encuentra en los paisajes norteños.
En sus colores, en sus formas, en
las increíbles manifestaciones naturales que aquí se exponen.
La quebrada
es, sin duda, un paraíso real inmejorable.
Un hospedaje familiar fue el
punto de encuentro ideal que eligió el destino para presentarnos a tres
excelentes personas.
Dos "changos" en
bicicleta como nosotros. Con diferente origen y diferente destino. Pero con las
mismas ganas de andar por los caminos, mejor dicho, de que los caminos nos anden.
"Esa es la verdad de la milanga". Porque son ellos los verdaderos
protagonistas. Esas distancias de asfalto, de tierra o de ripio que tanto nos
prueban y exigen. Exigen lo que valen, ni más ni menos. Nada de llevar fiado.
Se pagan al contado, en efectivo, tienen absoluta y eterna garantía.
Volviendo al tema de nuestros
nuevos amigos salteños. Uno se llamaba Martín, y su compañero José. Ellos
fueron las personas con las que compartimos muchísimas risas, y algún que otro
kilómetro juntos (eran correcaminos, nosotros parientes de la Tortuga Manuelita ).
Ni hablar de la peculiar
habilidad del primero para con la emisión de gases inoloros a la atmósfera. Sin
duda todo un ejemplo de que la capa de ozono debe cuidarse. Aunque por otro
lado, la contaminación sonora era de alta gravedad, desiveles que vibraban en
los tímpanos. No quiero ni imaginar como vibrarían sus cachetes emisores.
Simplemente, unos genios.
En Purmamarca tuvimos también el
placer de conocer a Marcos "Tatu" Uriburu, un "buscavida",
como el mismo se definió. Fiel a su estilo de vida, viajó por toda Sudamérica,
Sudáfrica, entre otros. Una excelente experiencia en todo tipo de travesías.
Excelente cómico por naturaleza. Y excelente persona también. Sus consejos nos
ayudaron muchísimo. Gracias Tatu, nos volveremos a ver.
El Cerro de los 7 colores y yo
Con uds. : LOS VALLES JUJEÑOS
Espejo retrovisor
"Miré pa el costado, y el´joputa colgado del miónca"
Entrando a Volcán
Con los salteños y Tatú en un comedor de Purmamarca.
Un descanso... que merecían
Mauro y el Cerro de los 7 colores
El Cerro de los 7 colores y yo
CUESTA DE LIPÁN (¡Realmente
Cuesta!) , Y POSTERIORMENTE, DESIERTO DE SAL
Por la mañana del día viernes 21
nos despertamos los cuatro aventureros con un mismo objetivo: ascender por la Cuesta de Lipán (altura
sobre el nivel del mar: 4170
metros ) para luego dirigirnos a uno de los lugares más
surrealistas del planeta, las Salinas Grandes. Éste es el segundo salar más
grande del mundo luego del Uyuni, que se encuentra en Bolivia.
Miles de indicaciones, consejos,
y hasta advertencias por parte de Tatu para con los cuatro.
Un pinchazo tempranero retrasó a
los chicos salteños, que no tardarían mucho en alcanzarnos y dejarnos atrás.
Como dije antes, lo vuelvo a repetir, eran dos correcaminos en comparación con
nosotros, quizás el secreto estaba en la "turbina" de Martín.
Cuando dicen que en la altura
falta el oxígeno, créanme, falta. Uno inspira con todas sus fuerzas intentando
llenar los pulmones, y estos parecen vacíos. Los ascensos que comprimen el
pecho, y quitan por completo las fuerzas de las piernas.
El "efecto esperanza",
así denominé a esta malévola forma de volvernos loco que tiene la interminable
serpiente de la cuesta. Un laberinto de curvas incesantes, que siempre prometen
ser la última. Y al llegar, resultan ser sólo el comienzo de otro gran esfuerzo
físico, mental y sobre todo espiritual.
Durante el ascenso Mauro comenzó
a sentirse un poco mal, y como el tiempo estimado se extendía demasiado,
decidió hacer lo que quedaba sobre cuatro ruedas. Con tan sólo levantar el dedo,
y en cuestión de segundos, una Hilux sirvió de transporte para él y su GT
Palomar. El trato acordado era reencontrarnos en la cima del Abra de
Potrerillos (4170 m .s.n.m.),
y así resultó, sólo que dos horas y media después.
No tengo palabras para describir
la satisfacción de haber llegado a la cima por cuenta propia. Tramos
pedaleando, otros caminando y hasta algunos trotando con la bici a un lado, me
fueron llevando a descubrir que la fórmula del éxito tenía solo un ingrediente.
Y no es un secreto, para nada. Todos la tenemos, es universal e invencible. Se
la conoce como ESPÍRITU.
Lo que me llevó a ascender tanto
fue el espíritu, la mente sólo me tiraba negativas, incesantes negativas. El
cuerpo, uh!, ni hablar del cuerpo. Ya no respondía, era un ente. Tambaleando
avanzaba a lo que sería un desafío enorme en mi vida, quizás uno de los más
importantes en estas dos décadas y casi un año desde mi primer abrir y cerrar
de ojos.
Ya juntos desde la cima, todo
toma un significado diferente, nuestra insignificante presencia en el globo es
más que evidente. Somos menos que granos de arena en un mar. Y así fue como
esta suave marea irreal nos empujó hacia un paraíso inimaginable de sal.
El descenso directo al desierto
blanco, acompañados de la imaginaria presencia del "Súper Rojinegro"
llevando al frente los gloriosos colores de Newell´s Old Boys, fue una tenue
porción de tiempo para reflexionar, mientras para adelante íbamos, lo que
estábamos a punto de constatar: El éxtasis visual más deslumbrante que puedan
imaginar nuestras mentes.
Azul y Blanco, cielo y
superficie. Con ustedes, la dupla que conforma esta obra maestra de la
creación.
Las salinas son, y sin siquiera
dudarlo, el más alucinante paisaje que disfrutamos hasta el momento.
Podría extenderme con esmero en
el intento de sintetizar tanta perfección, utilizaría miles palabras y quizás
podría acercarlos a una vana y superficial idea, pero no puedo equiparar la
propia experiencia de sentir cada único metro cuadrado de sal, no puedo
encandilarlos con esa mezcla de colores que tiñen el alma, es tan extraño que
uno se siente en otro planeta… en fin, es un privilegio imposible de describir.
"El mundo está en manos de aquellos que tienen el valor de correr el riesgo de vivir sus propios sueños" (Paulo Coelho).
"El mundo está en manos de aquellos que tienen el valor de correr el riesgo de vivir sus propios sueños" (Paulo Coelho).
A punto de iniciar el ascenso por la Cuesta de Lipán
Subiendo..
Luego de pasar una noche más en
el pueblito de Purmamarca, decidimos salir cerca del mediodía hacia Tilcara,
ciudad que se encontraba a 22
km .
La idea principal fue hacer este
trayecto de la manera más relajante posible, ya que, al parecer, lo peor había
pasado y nos había dejado algo "debiluchos".
Por este motivo, fue una
pedaleada exclusivamente de paseo, con muchísimas paradas a tomar fotografías y
a observar, con detenimiento, los lejanos y llamativos horizontes que se
sucedían unos de otros.
A mitad de camino tuvimos la
oportunidad de visitar la "Posta de Hornillos". Una antigua casa
colonial que fue cuartel general de vanguardia del ejército de la Independencia ; allí
descansó el General Manuel Belgrano después de las victorias de Tucumán y
Salta. Un escenario de varios combates y todo un testimonio de la historia
argentina.
Calavera en el museo de Hornillos
En hornillos aprovechamos también
para dejar, sólo por un rato, las bicis y ascender caminando a la cima de un
cerro dónde se encuentran los restos de un pucará de la zona.
He aquí, que consideramos haber
descubierto y/o encontrado una tabla de surf utilizada por quechuas y aymaras,
para barrenar los arroyos en temporadas de deshielo. Eso no es todo, también
experimentamos que este lugar sagrado es propenso a disminuir el efecto de la
gravedad, por lo que, Mauro se elevó por los aires en forma de bichito bolita.
Tabla de surf
VUELA !!!
Se ha escrito una página de vital
importancia en la desesperada búsqueda de respuestas a los misterios
arqueológicos y físicos de nuestro mundo. "Primero deliro, luego existo",
Teoría del sube y baja, por Sietecase, M. y Gimenez, M. (Jujuy, Argentina -
2008 d.C. )
Ya llegados a Tilcara, Mauro
demostró tener, nuevamente, una virtud que no está en la lista de mis mejores
dotes. Yo, desesperado, quería hospedarme en cualquier lado, y estuvimos a
punto de pagar hasta siete veces más por mi falta de paciencia.
En fin, eso es lo positivo de ser
dos. Nos complementamos y los resultados de las decisiones tomadas son,
probablemente, siempre correctos.
Tilcara se convirtió,
inconscientemente, en nuestro intercambio gastronómico-cultural. Esto se debe a
que, aparte de visitar los sitios turísticos habituales, probamos todo lo que
estaba a nuestro alcance. Fue un "estricto" menú colmado de Cazuelas
de llama y de cordero, ni hablar de las típicas y exquisitas humitas, o del tan
tradicional Locro argentino, fue un menú "para chuparse lo dedos".
Como una arrolladora estampida de
sabores que aplastó nuestros hambrientos estómagos hasta colmarlos por
completo. Y a su veloz paso aplastó también nuestra indiscutida economía de
guerra. En fin, quién te quita lo bailado!
Tilcara quedará grabado en
nuestros corazones, y obviamente en nuestros estómagos también, como sinónimo
de una extrema delicadeza de fe. Este lugar fue, factiblemente, el más fuerte
contacto con el creyente pueblo jujeño.
El cuerpo vibraba al ritmo
incontrolable de los escalofríos, como siguiendo el flujo suave del viento
atravesando por las quenas de los sikuris.
Los latidos eran marcados por la
explosión de los enormes bombos de cuero.
Los ojos lagrimeaban contagiados
por la nostalgia que se hallaba flotando en el ambiente.
Entre los miles de
agradecimientos y pedidos enviados a los cielos por esta hermosa gente ( la misma
que no cesa de ofrecernos sus tan especiales sonrisas), sin titubear, podría
asegurar que en este lugar permanece suspendida una invisible, pero
perceptible, nebulosa de fe y esperanza. Su densidad, que enceguece y
maravilla, podría atrapar hasta al más ateo de los seres humanos.
Esta es la síntesis de un domingo
de pascua en Tilcara que, obviamente, nunca olvidaremos.
En este territorio tuvimos
también la oportunidad de visitar las ruinas, parcialmente reconstruidas, de un
pueblo originario. El pucará (fortaleza, en quechua) de Tilcara se ubica en la
cima de un cerro desde dónde se puede apreciar la magnitud de la Quebrada que a su
alrededor envuelve. Fue un divertido paseo por habitaciones, santuarios y
monumentos.
Meramente, otra interesante
experiencia para agregar a la lista de anécdotas.
Pedaleando para Tilcara
Pucarás en la altura de un cerro en Hornillos
Martín y Mauro
El sendero
Cartel Tilcara
Cartel Tilcara 2
Procesión de Pascua
Ermitas de Tilcara: obras de arte hechas con pétalos de flores, semillas, tierra.
En el Pucará de Tilcara
La Flora
No me mates!! Soy Giordano!!
BREVE PASO POR HUMAHUACA
Nuestra presencia en Humahuaca
fue muy breve y sin historietas muy interesantes.
En resumen, lo más emocionante de
nuestro paso por este sitio, fue teñir el bar de su terminal de ómnibus con el
rojo y el negro. Tan sólo un intervalo de pasión futbolera en la altura, que
con nuestro siempre incondicional apoyo a esos dos colores, esos que lleva
encima la casaca del más grande rosarino; fue suficiente para levantar los
ánimos y encarar con todas las garras el objetivo final de nuestra empresa: trepar
al paraíso.
Alentando a la "Lepra" desde la terminal de Humahuaca!!!
RUMBO A LA TIERRA PROMETIDA
Levantarse temprano, desayunar,
preparar el equipo, y salir hacia Iruya. Eso era nuestro itinerario. Eso fue lo
sucedido.
Inevitablemente estábamos ansiosos
por concluir, y de excelente forma, esta loca travesía.
Nuestra escasa, aunque práctica
experiencia en ascensos nos permitió transitar con mucha calma el primer
trayecto hacia el empalme de ruta 9 y el ripio que conduce a Iruya (Salta). Y
he aquí otra jugada del destino para con nuestra "búsqueda" llena de
encuentros.
Justamente en el comienzo del
ripio hacia Iruya conocimos a los muchachos/as de Pedales Platenses, un
amistoso grupo de aventureros ciclistas oriundos de la ciudad de La Plata , Pcia de Bs. As.
Los saludos, la presentación, y
así arrancamos todos juntos, como un cardumen de salmones nadando en contra de
la corriente, un ascenso por el complicado ripio hacia el Abra del Cóndor.
Límite entre las pcias. de Jujuy y Salta, con una claustrofóbica altura de 4000
mts. sobre el nivel del mar.
Esto significó una prueba de
conquistador para nuestras agotadas almas. Fue el esfuerzo final antes de
concretar nuestra "pequeña gran hazaña".
Llegar nuevamente a una cima,
reivindicarnos, y dejar manifiesta nuestra presencia en aquella posada de las
nubes fue un hecho trascendental. Como si el cuerpo, la mente y el espíritu, se
trasladaran a otra dimensión del tiempo, un lugar dónde lo único importante es
llegar a la meta y cumplir el objetivo. Sentir, aunque sea por segundos esta
sensación, hace que mil años más de vida valgan la pena. Es integrarse a la
nada donde todo es. Es más que estar ahí, más que haber llegado,
alucinadamente, es ser la propia cima.
Abra del cóndor es la ventana a
un paraíso. Desde lo más alto se pueden observar, por un lado, el vertiginoso
descenso hacia Iruya, y por otro, el descenso de regreso a ruta 9 y las
poblaciones intermedias, como Chaupe Rodeo, por ejemplo.
El paisaje es irreversiblemente
mejorable. Quebradas con cortes milimétricos, de absoluta excelencia y forma,
dibujan figuras geométricas irregulares que son meritorias de ser observadas
eternamente, hasta el final de los tiempos.
Bajar esa gran muralla de rocas
sobre dos ruedas es más que una emocionante experiencia, es el contacto directo
con el virgen y puro significado del sentimiento.
La adrenalina despedida mientras
levantábamos el polvo del camino fue en tanta cantidad que podríamos habernos
evaporado instantáneamente.
Los precipicios que simulaban no
tener fin, eran interminables abismos que espectaban nuestro fugaz descenso
amenazándonos, en cada curva, con absorbernos en sus profundidades.
Con intrepidez y con mucho
respeto, nuestras diminutas figuras encaraban indetenidamente las empinadas
bajadas.
El acertijo de saber adónde nos
estábamos acercando se resolvía lentamente, y no costaba, en lo más mínimo,
adivinarlo... El corazón de un Valle, un sueño llamado Iruya.
Entre montañas y dormido en el
tiempo, Iruya es un pueblo de fantasía. Su iglesia, sus casas y empinadas
callecitas de piedra hablan de las formas típicas de la vida de su gente,
resguardándolo del fragor de las grandes ciudades permanece intacto y fuera del
alcance de la acelerada modernización.
Este sitio constituía el
principal objetivo a alcanzar. De aquí en adelante podríamos sentirnos
realizados, así sucedió... Fin de la aventura.
Iruya: nos faltaban 53 km para llegar.
Camino a Iruya
Que calor..
Límite entre Jujuy y Salta
Mauro posando para la foto
"Prestigiosa institución, tu brillante trayectoria, hoy festeja tu legión"
Bajando a Iruya
Rápido la foto, que quiero seguir bajando.. QUE DESCENSO!
Bajada
Contento!
La "AVENIDA" de Iruya
TODO CONCLUYE AL FIN
Si Dios nos dio la capacidad de
soñar, es probable que también nos dio la capacidad de hacer realidad lo que
añoremos. Y esta innegablemente prueba, creo que confirma la teoría.
Soñar, posteriormente intentar,
alcanzar y superar, hasta lograr. Ese es el sentido de la vida, o por lo menos
de la mía.
Pedalear por el norte, conocer a tanta gente (y a tanta gente buena), tantos increíbles y hermosos paisajes, ver las realidades de otro sector de nuestro envidiable país, tener otras perspectivas de la vida, lograr objetivos que requieren de mucho esfuerzo, compartir y discutir con Mauro las cientas de discrepancias que surgían, y sobre todo aprender de la propia experiencia son cosas que no tienen precio.
La vida debe ser, probablemente,
similar a un viaje en bicicleta. Con muchas cimas que alcanzar, con muchos
obstáculos y miles de cámaras para emparchar, el secreto está en avanzar, no
importa si las curvas nos marean, si los ascensos nos quitan las ganas y las
fuerzas, no importa que la altura se imponga y nos deje sin aliento.
Lo importante es superar las
pruebas, llegar a la meta. Alcanzar la cumbre, y desde ahí, contemplar la superada
senda. Cuando las circunstancias lo requieran desafiar lo improbable, hasta
lograr lo imposible si es necesario.
Lograr, Superar, Alcanzar, y
obviamente Recorrer.. Son cosas del camino, son cosas de la vida.
Como dijo la Hna. María Teresa de
Calcuta, y para que entiendan el fin primordial de tanto discurso, esta es la
conclusión: "Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve
blanco, los días se convierten en años... Pero lo importante no cambia, tu
fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier
telaraña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada
logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que
hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas... Sigue aunque todos
esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que
en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr,
trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuándo no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!
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